viernes, 10 de mayo de 2013

Lupita Campos y Verónica Murúa: Una labor por el rescate de la música mexicana del siglo XIX y principios del siglo XX

Mundo Psique Psicología y Cultura, año 6, No. 20, marzo-abril-mayo 2013







Lupita Campos y Verónica Murúa
Una labor por  el rescate de la música mexicana
 Del siglo XIX y principios del siglo XX

  Por Ricardo Delgado Herbert

 Hablar de música mexicana es recordar nuestra historia de compositores que con su enseñanza dejaron         un antecedente del posromanticismo mexicano.  Gracias a la discografía de artistas que luchan por   preservar este material  podemos seguir disfrutando de tan magnífica obra dentro de las salas de concierto y hasta el internet. 

Dentro de estas artistas están las sopranos y catedráticas Lupita Campos y Verónica Murúa a quienes entrevisté, ambas pertenecientes al círculo cultural mexicano, de la  Escuela Nacional de Música de la UNAM. Cada una ha demostrado en generaciones distintas, su compromiso por inculcar la pasión y  por difundir la música mexicana del siglo XIX, mostrándonos autores no tan “comunes” que deben de ser escuchados y jamás olvidados.


Lupita Campos, viene de una familia de artistas y el amor por la música lo expresó desde muy niña, ya que en su casa había tertulias que marcarían su vida. Tuvo la fortuna, cuando iniciaba sus clases de piano a los 6 años, de haberse topado con el Mtro. Manuel M. Ponce que,  en 1945 sería director de la Escuela Nacional de Música y donde él mismo, le sonreiría alentándola a seguir adelante en sus clases.


Años más tarde en la etapa adolecente conoce a su compañero y amigo Enrique Jaso quien la animó a cantar y tomar sus primeras clases con el Mtro. Ángel R. Esquivel, iniciando así una carrera dentro de la ópera, que con el paso del tiempo  se especializaría en la dirección de coros, promoviendo su cátedra y legado a sus alumnos,  de música española, canto y de piano Conchita Badía y música mexicana posromántica.



Lupita cantaba y su esposo, el Mtro. Gabriel Saldívar, la acompañaba al piano en los años 60, convirtiéndose así en una mancuerna de  iniciadores para difundir este repertorio mexicano de finales del siglo XIX, principios del siglo XX, que ante la falta de tecnología, no podía difundirse más allá la promoción de dichos eventos. Varias salas de concierto en esa época en  México y el extranjero  atestiguaron dichos actos, montando recitales, donde los arreglos también se hacían para los coros que los dos dirigían desde aquel entonces.



Lupita Campos siempre ha estado en pos de nuestra música. Habla de la falta de compromiso que la burocracia hace de la misma, olvidan  este repertorio musical y por supuesto tambien a los  compositores. Lupita, desde hace muchos años, comenzó a renacer y dar difusión en sus alumnos y compartiendo esos rescates con la gente interesada. Dice que la soprano mexicana Ángela Peralta y Manuel M. Ponce fueron la influencia de su carrera,  porque su abuela admiraba y tocaba al piano la música de Ponce,  muy escuchado durante su infancia y adolescencia.



Cuando estaba de rector el Dr. Ignacio Chávez en la UNAM, decide formar coros en las facultades, estando a cargo el Maestro Don Juan D. Tercero. El objetivo era difundir la música en general aunque siempre cerraban con música mexicana. El coro de la Facultad de Ciencias comenzó a hacer giras desde 1964, viajando a Centroamérica y Sudamérica en compañía del Mtro. Gabriel Saldívar,  quien conformó una gran colección de repertorio antiguo de partituras mexicanas, que la Mtra. Lupita Campos, conserva como un importante acervo.



Realmente no existe una biblioteca en México, con toda esa obra de música mexicana del siglo XIX y principios del XX, dice Campos, ya que falta en la actualidad un nacionalismo  e interés por interpretar nuestra música y sobre todo falta de dinero para invertir en las promociones. “Cuando en los años 60 yo interpretaba lo mexicano, el público se quedaba azorado por la música que no se conocía”. Pero vámonos a la historia, en la época de Don Porfirio Díaz,  había una dinámica de mantener los teatros en conjunto con sus producciones y sí había cómo pagarlo, hasta  que estalló la revolución, donde todo ese esplendor se perdió.

A principios del siglo XIX había mucha influencia europea, compañías de teatro y ópera se establecían por meses en el país, por tal razón lo importante era lo “extranjero” ya que aún no existía una identidad mexicana y el ejemplo era que los mismos extranjeros tenían las puertas abiertas, en cambio para un mexicano como Ernesto Elorduy, Ricardo Castro o Felipe Villanueva, entre otros compositores, era mucho más difícil competir y hacer música en esos teatros, quizás por eso, tenían que irse al extranjero para buscar aceptación.  Lupita comenta que la música mexicana, puede que se haya olvidado, por las políticas negativas y por ser simplemente música vieja o de regímenes que no se deseaban  recordar más; lo que originó la quiebra de la casa editora Wagner y Levien que cobijó muchos títulos de autores mexicanos desconocidos. Por otro lado el cine en sus inicios,  alejó  gente del teatro, dando otra variante al espectáculo. En la actualidad,  el Conservatorio Nacional de Música, guarda con recelo obras pertenecientes a los mexicanos, que no se prestan a nadie. Lamentamos también, casos como el de la familia de Melesio Morales que donó su obra al Conservatorio pero que la misma  institución, hasta la fecha no lo abre al público, y lo mismo está sucediendo con la obra que dejó el Mtro. Manuel M. Ponce.

El interés de Lupita Campos es que, se divulgue tan importante repertorio, y es así como lo expresa en su “Conferencia Para Canto y Piano de Música Mexicana del siglo XIX”, la cual ha dado en diferentes recintos. Para cerrar, comenta: “Es importante que se siga difundiendo y reconociendo a esos autores maravillosos y buenos músicos que teníamos en este país, que ahora ya no existen, ahora son poquísimos y es importante que se siga hablando de ellos para que conozcamos  de dónde venimos y conocer toda esa belleza que nos dejaron con su música”.

Por otro lado, la soprano Verónica Murúa, nace en la ciudad de México, su inclinación hacia las artes, comenzó cantando  en un coro,  practicando ballet y danza regional y tocando la guitarra y el piano.  Su ascenso inició cuando ganó el concurso Francisco Araiza y el tercer lugar en el concurso de ópera Carlo Morelli, viajando becada a Nueva York,  en la Manhattan School of Music,  donde tuvo la fortuna de educarse con la instrucción de connotados maestros. Debutó en el Carneggie Hall de Nueva York cantando arias italianas y debutó en el Palacio de Bellas Artes cantando a lado del tenor Ramón Vargas. Actualmente es catedrática de la Escuela Nacional de Música y es una ferviente difusora de la música mexicana posromántica de finales del siglo XIX principios del XX. Entre sus producciones discográficas,  se encuentra “Posromanticismo mexicano, antología de obras para voz y piano” con 29 piezas de autores mexicanos.  Gracias a esos compositores, Murúa nos expresa con su canto, una huella que el tiempo dejó atrás.

Verónica explica que,  en México de mediados del siglo XIX principios del XX, había pocos foros de concierto, y en la Escuela Nacional de Música, fundada en 1929, había una carencia de conocimiento y difusión de lo que era la música mexicana, ya que el perfil de la Escuela Nacional estaba estructurada dentro de los estilos europeizados de la música italiana, francesa y alemana.

Verónica lo explica, hay  2 vertientes en el siglo XIX,  la música de salón y la ópera o zarzuela mexicana que surge a finales del siglo XIX, con los parámetros de la ópera italiana y la zarzuela española, después la ópera francesa y la ópera alemana con las influencias que traería Ricardo Castro y su grupo de los Seis: Gustavo C. Campa, Juan Hernández Acevedo, Carlos J. Meneses, Ignacio Quesada y Felipe Villanueva. La motivación,  del mestizaje en nuestra música, surge también de la zarzuela y  gracias a esta nace la música de carpa. La música de salón en México, se precisaba muy sencilla a diferencia de la que se hacía en Europa, la complejidad de las canciones en México, eran simples y dentro de esa sencillez se hace la fusión con la romanza italiana y con la habanera dándose así un híbrido interesante, que ante el furor del piano musicalizaban las tertulias desde sus casas.

Verónica comenta que como motivación tuvo a la escuela italiana, que influyó en esos compositores mexicanos de aquel momento y claro ejemplo de eso, fue Melesio Morales y sus contemporáneos, al igual que uno de mis predilectos Gustavo Campa que tuvo una  formación alemana,  admiro sus cromatismos y modulaciones en su obra. Quisiera que la música mexicana de esta época tuviera mucha difusión. Necesitamos abrirlo al público de manera accesible, porque se cree que es música seria o difícil. Debemos dar un plus para que este repertorio sea atractivo en la actualidad, debe de haber una producción a la altura, cuidando la calidad y con una delicada emisión grata al  interpretarlos, para poder ver esta música del siglo XIX  como un verdadero espectáculo. Agrega que hay una crisis seria  de las casas de ópera en todo el mundo, están cerrando, ya no se están llenando  los espectáculos y eso por supuesto que repercute en nuestro país, donde hay una política proteccionista, donde se le da dinero al intérprete  pero no hay difusión con la gente, para que se llenen esos conciertos y formen a los públicos, que es lo que enriquece el espectáculo. Las políticas educativas deben mejorar y pienso que se le tiene que inculcar a la gente ese tipo de eventos, que realmente se conozca la música y se les de esa calidad para asegurar un público que verdaderamente lo disfrute, por ejemplo, hice hace 2 años, conciertos junto a un maestro de la Universidad de Kansas que organizó el Festival Internacional de la Música Española y Latinoamericana, inauguró la mezzosoprano española Teresa Berganza, y el doctor  Genaro Méndez lo organizó y me invitó. Hicimos muchos conciertos en Kansas y el estado aledaño  de Indianápolis, llevaron a grupos de ancianos, estudiantes, papás de alumnos, venían gente de España, México y Estados Unidos, hicimos 7 u 8 conciertos llenos y el público se sorprendió por la dimensión de nuestra música. Desgraciadamente las embajadas ni los consulados  se interesan por promover la música  mexicana; son los cantantes los que  realmente hacen la labor por proponer y ver la manera de negociar para buscar apoyos con los consulados, pero no hay una política definida, lo que se difunde es la música del mariachi o popular típica pero la música de salón y de tertulias como lo es el posromanticismo, casi nadie la conoce y no se hace. Y mientras no se conozca o modifique una legislación ante esto y no se les eduque a los niños en nuestra música no se va a apreciar realmente.

“Los solistas casi no hacen música mexicana, casi todos los solistas que hacen música de concierto están haciendo música europea, en eso tenemos  una carencia y desgraciadamente nuestros representantes, llamémosle internacionales, no conocen, más que "Granada” y "Júrame"... eso sí es una tristeza”

Es importante la comercialización de la música del siglo XIX ya que la única que está presente para la gente es la que la televisión difunde, como la música de mariachi, banda y más cosas, lo cual también es importante, pero no es la única que nos representa como mexicanos. En nosotros queda hacer la labor de que la música del siglo XIX,  se comience a difundir para que se le dé el lugar que merece. Los políticos no son solamente los culpables de la falta de difusión, pienso que todos tenemos que estar involucrados e inculcar este valor desde nuestra educación básica y sembrar una semilla y apoyar y difundir desde las escuelas nuestra cultura ya que con eso aseguraremos la sobrevivencia de este repertorio que es parte del futuro de nuestro arte mexicano.

La Mtra. Murúa, desde hace 5 años ha estado difundiendo junto con el apoyo de varios docentes de la Escuela Nacional de Música, el Encuentro  Universitario de la Canción Mexicana y se están documentando los audios de dichos conciertos, grabando la discografía de todas las épocas de música mexicana. La labor sigue en pie en voz de otros intérpretes, para que, así este repertorio sea documentado y el tiempo no lo borre.

 Esta es parte de la grandiosa  labor de Lupita Campos y Verónica Murúa por preservar nuestra historia y                     por generar consciencia de que esta música nos pertenece para que  los nuevos cantantes valoren y las difundan también en sus conciertos.  

 Contactos:


  Lupita Campos: coroacadunam@yahoo.com.mx
 Verónica Murúa: www.veronicamurua.com


Agradecimiento a Dora Edith Castillo Hernández por su apoyo.